Hacia las seis de la tarde es posible ver a la garza real junto al Güeña a su paso por Benia. También el río, aparece con cierta frecuencia la lavandera castañera, que comparte ribera con el mirlo común, un habitual de la zona. Son solo algunas de las aves que han encontrado en el Güeña su hábitat ideal. Hay más, como el cárabo común, que se esconde de la visitas. «No se le ve, pero está ahí», explica Guillermo Arregui, guía turístico y de media montaña y encargado de la oficina de información turística en Benia.

A apenas unos minutos a pie de la capital de Onís se abre un paraje marcado por los árboles, bajo los que discurre el Güeña. Y en este escenario se ha puesto en marcha la última de las iniciativas de ecoturismo de Onís: rutas guiadas para observar a las aves.

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